jueves, 20 de octubre de 2011

LITERATURA CHINA CLÁSICA

La literatura china tiene una historia de más de tres mil años. Se calcula que hasta el siglo XVII en china se habían producido más textos escritos que en el resto del mundo.
La literatura china ha influido de forma extraordinaria en la literatura de países limítrofes, especialmente Japón y Corea.
Durante siglos la literatura china ha sido no solo una reflexión sobre la sociedad y la vida, también ha tenido un fuerte contenido político. Muchos literatos eran altos funcionarios, o filósofos que estudiaban y proponían nuevas formas de gobierno para China. Los primeros documentos escritos que se puede considerar literatura provienen de la dinastía Zhou. De muchos periodos de la historia de China se conservan obras de todo tipo, tratados filosóficos, libros de historia o recopilaciones de poemas, que nos permiten conocer el pensamiento y la vida de épocas muy antiguas.
Entre los filósofos cuyos textos tienen un gran valor literario a la vez que político y moral se cuentan personajes de la fama y la reputación de Confucio (孔子Kǒngzi), Lao Tze(老子) supuesto autor del Tao Te Ching, Zhuangzi (莊子), Mencio (孟子, Mèngzi) y Mozi (墨子). También la obra de Sun Tzu (孫子), El Arte de la Guerra (孫子兵法) no es solo como su nombre indica un manual militar, sino también una obra de gran valor literario.













Reino de Shang: 1756-1100 a.c.
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La Dinastía Shang fue la primera verdadera dinastía china, y existió después de la Dinastía Xia. Concentrada en el Valle Juang He, el reino Shang era una sociedad altamente desarrollada, gobernada por una clase hereditaria de aristócratas.
La sociedad agraria Shang estaba dividida en dos clases sociales –la nobleza y los plebeyos- y eran guiados por un sacerdote rey. Famosos por sus delicadas tallas en jade, tejidos de seda y trabajos en bronce, durante este período se desarrolló un sistema de escritura. El sistema de escritura Shang usaba más de 3.000 símbolos, tallados en trozos de hueso o caparazón de tortuga. Esta lengua de “oráculo”, evolucionó más tarde en los caracteres usados en el idioma chino.
El pueblo Shang veneraba a sus ancestros y a un panteón de dioses. De vez en cuando practicaban el sacrificio humano, incluyendo enterrar vivos a los esclavos, en las tumbas de sus amos. La Dinastía Shang terminó cuando una rebelión de esclavos derrocó al último emperador.
El desarrollo de la literatura china acompaña al de su sociedad. Es por ello que pronto se aleja de la magia y de la lírica, para centrarse en la política y las relaciones humanas, especialmente en la correcta forma de gobernar que pueda llevar al engrandecimiento del reino. Por los fragmentos que nos han llegado a través de obras de historia escritas muchos siglos después, desde el siglo VI se da en China una efervescencia política y filosófica sin precedentes. En medio de ese movimiento surgen numerosos e importantes pensadores, que proponen nuevos conceptos sobre la vida, el poder, la educación y el buen gobierno. China es un hervidero de ideas, las escuelas compiten entre sí, cada una de ellas busca poner en práctica sus teorías y alcanzar la fama a la sombra de algún rey. De muchos de los geniales filósofos que habitaron China durante aquellos años sólo ha quedado algún fragmento, varias frases, o el reflejo de sus ideas en las refutaciones de las obras que nos han llegado.





Clásico de los cambios:

El I CHING o Libro de los Cambios, constituye el más antiguo de los textos clásicos del pensamiento chino. Se discute la paternidad de la obra,  en ocasiones se le atribuye a Weng Wang, fundador de la dinastía Chou; otras voces al mítico emperador Fu Ha¡, y en algunas oportunidades a Confucio. En todo caso su antigüedad puede situarse por lo menos entre los años 1.000 y 2.000 A. C.
Para los chinos, el I Ching significa la fuente de consulta ante cualquier decisión de importancia. El libro -como reverentemente se le califica-- puede indicar en cada momento la dirección correcta para el actuar. Quien le consulta premunido de respeto y atención a lo que el I Ching pueda indicarle encuentra en su texto una apreciación ponderada de su actual situación y recomendaciones para su conducta futura. No se trata de un libro de adivinación, de una bola mágica que muestre el futuro. Simplemente de acuerdo a la concepción china, adoptada por muchos occidentales, en los 64 hexagramas se resumen todas las posibilidades vitales. La manipulación de varillas o , monedas -según el sistema que se adopte-- pone en contacto al individuo; un microcosmos específico, con el todo, el macrocosmos, el resultado, la palabra del I Ching se encuentra a través del hexagrama que se construye mediante las varillas o monedas. El I Ching usa fundamentalmente las imágenes, algunas asociadas con la antigua mitología china, otras con la poesía, las instituciones sociales y religiosas, incluso con arquetipos o momentos históricos específicos.
El I Ching, no requiere interpretaciones particulares, ni artificios, ni conocimientos particulares para su consulta. Cualquiera que aplique su sentido común puede entender el sentido de las respuestas. Ello tiene especial aplicación en cuanto al sector oculto, al inconsciente del hombre. El I Ching no encara fundamentalmente el problema de realizar o no determinadas acciones, sino el cómo, la manera correcta apropiada de realizarlas. Por otro lado, no ofrece pruebas ni resultados: simplemente se abre a quien desea consultarlo, sin poner más exigencias. En China, el I Ching sigue vigente como antaño y forma parte esencial de la vida diaria.





La dinastía Zhou: 1100-256 ac

La dinastía Zhou fue una dinastía china que gobernó entre alrededor de 1050 adC y 256 adC. Es la tercera dinastía china en la historia tradicional, y la segunda, tras la dinastía Shang, de la que existe constancia por fuentes escritas de su época. La dinastía Zhou fue la última de las dinastías de reyes anteriores a las dinastías imperiales. En esta época vivieron los grandes pensadores chinos de la antigüedad, como Confucio, y se inició la literatura china clásica.
La época Zhou puede dividirse en dos periodos bien diferenciados: Los Zhou occidentales hasta el año 771 adC, que gobernaron un estado fuerte y centralizado desde las capitales de Hao y Feng; y los Zhou orientales, entre 771 adC y 256 adC, que mantuvieron un poder puramente simbólico o nominal desde la corte de Chéngzhou (cerca de la actual Luoyang). Esta segunda etapa, en que la unidad simbólica del reino coincidía con la existencia de múltiples estados de hecho independientes, se subdivide tradicionalmente en dos períodos: el período de las Primaveras y los Otoños y el período de los Reinos Combatientes.
El pueblo Zhou era un pueblo diferente de los Shang. Provenientes del oeste, se enfrentaron en una guerra con los Shang, derrotando a éstos en la batalla de Muye. Este suceso, que podría considerarse uno más de entre muchos acontecimientos bélicos similares que probablemente se produjeron en el norte de China en la antigüedad, ha sido ampliamente narrado en las fuentes chinas y se interpretó como un traspaso de poder de una dinastía corrupta a una nueva dinastía de reyes virtuosos. Esta visión responde a un concepto introducido en el pensamiento chino durante la época Zhou: El mandato del cielo (tianming), la legitimidad de gobierno concedida por el Cielo (considerado una deidad en esta época) a una clase de dirigentes virtuosa que gobernaba con justicia. Los últimos reyes Shang aparecen como reyes crueles y corruptos, mientras que los primeros reyes Zhou habrían sido justos y sabios. Merecen una mención especial los tres primeros gobernantes conocidos de los Zhou: El Rey Civilizador o de la Cultura (Wénwáng), rey sabio que murió antes de la victoria frente a los Shang; el Rey Guerrero (Wuwáng), que completó la estrategia del Rey Civilizador y consiguió la derrota definitiva de los Shang, convirtiéndose en el primer rey de los Zhou como dinastía; y el Duque de Zhou (Zhougongdan), hermano del anterior que gobernó como regente tras la muerte de aquél y consolidó el poder de los Zhou. Este último sería considerado en los textos confucianos como ejemplo de caballero virtuoso.
En esta época aparecen las obras más antiguas de la literatura china. Las ideas del Duque de Zhou sobre el buen gobierno de un estado aparecen recogidas en el libro clásico Shangshu, también llamado Shujing, o, en español, el Clásico de los Documentos. También se han atribuido al Rey Civilizador y al Duque de Zhou pasajes antiguos del Yìjing o Clásico de las Mutaciones y del Shijing o Clásico de las Odas. Tales atribuciones son legendarias y resulta difícil determinar qué partes de estos libros, muy reelaborados por la tradición posterior, se remontan realmente a esa época. En todo caso, son estos libros, de importancia fundamental en la historia cultural china, los que han dado a este período fundacional de los Zhou una relevancia máxima en la historiografía tradicional china.

Clásico de los cantos:

Los más antiguos poemas de China están contenidos en el Libro de los Cantos (Shi Jing), una antología de las baladas populares de las diversas regiones de China. Puede que los más antiguos de ellos hayan sido compuestos antes del siglo XI a. C. Su trasmisión fue oral hasta el siglo VI a.c. La temática variada refleja con una impresionante belleza la vida del pueblo chino en aquellos tiempos lejanos: el paso de las estaciones, las guerras con los bárbaros, el amor y el desamor, el buen y mal gobierno, la forma correcta de realizar determinados rituales; todo tiene cabida en el Libro de los Cantos.
Otra obra que precede al período clásico del primer esplendor de la literatura china es el I Ching (o Libro de los Cambios). Su origen se pierde en la leyenda de tal forma que sus fundamentos se atribuyen al mítico héroe Fuxi, y su desarrollo al Duque Wen, padre del primer emperador de la dinastía Zhou. Una de las obras más herméticas de la historia literaria. Parece que en un principio fue compuesta como una guía para interpretar los oráculos antiguos, aunque posteriormente se va desarrollando como una obra que relacionando la realidad del hombre y el cosmos en un momento determinado, puede indicar un camino de reflexión ante cada uno de los acontecimientos que se presentan en nuestra existencia.




Período Primavera, otoño y de los reinos combatientes:
Durante el Período de Primavera y Otoño, caracterizado por el crecimiento económico y demográfico, los vasallos permanecieron inciertos en guerras interminables. La producción de cereales se incrementó rápidamente gracias a la fabricación de aperos agrícolas, a la generalización de la labranza con bueyes, así como a los avances de la ingeniería hidráulica. Pero este fue también un período de transición marcado por la paulatina desintegración de la sociedad tradicional de la dinastía Zhou del Oeste.
En los finales del Período de Primavera y Otoño nació Confucio, el más insigne pensador y pedagogo de la historia de China. Basándose en la cultura y el pensamiento antiguos, el gran maestro elaboró un cuerpo doctrinal —el Confucianismo— con el que trató de explicar y resolver los problemas éticos, sociales y políticos de la turbulenta época en la que le tocó vivir.

Confucio:


Nació a mediados del siglo VI a. C. en el seno de una familia noble, los Kong. Su nombre deriva de Kong Zi (maestro Kong) que en su traducción al latín pasó a mencionarse como Kung Fu Tse, o Kung Fuzi, de donde procede la forma castellanizada Confucio.
Trabajó como funcionario para el Estado de Lu, llegando a ejercer importantes cargos, como el de Ministro de Justicia, pero abandonó esta labor cuando percibió la corrupción que invadía la política, y a sus 50 años escogió una vida errante, viajando por diferentes territorios para enseñar sus doctrinas.
No existe un texto que proceda directamente de su mano, pero sus discípulos recogieron parte de sus enseñanzas en una colección de pensamientos, que reciben diversos nombres: Diálogos, Conversaciones o Analectas, en chino Lun Yü.
Más que una religión, se debe considerar la doctrina de Confucio como una filosofía de vida o una ética de comportamiento social y político que ha impregnado la vida de China desde sus orígenes. Confucio había perdido la fe en los dioses después de experimentar la violencia extrema y la maldad humana que las guerras le mostraron, así que se dedicó por reflexionar sobre el comportamiento y las virtudes humanas, de donde parte toda su filosofía.
El estudio y la meditación son por lo tanto las herramientas fundamentales que el hombre tiene para desarrollar su buena conducta social, respetando la tradición y el buen gobierno basado en la caridad, la justicia y el respeto a las jerarquías. Las máximas virtudes son: la tolerancia, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto por los mayores, y los antepasados.
Una sociedad será próspera y armónica si las relaciones gobernante-súbdito, marido-mujer, padre-hijo se mantienen en plena armonía. Estas relaciones deben ser, recíprocas. Así como el superior tiene la obligación de proteger y ayudar, el inferior debe lealtad y respeto al superior.
La virtud esencial es una fuerza innata en el hombre, que Confucio denominó en chino ren, pero que no es fácilmente traducible al castellano. Es la fuerza natural y propia de cada individuo que lo encamina o lo impulsa en la dirección adecuada para el correcto aprovechamiento y sentido de la propia vida. Siempre se debe entender de modo positivo, se tiene o no se tiene ren, pero no existe el ren negativo. Una persona que posee ren es aquella capacitada para actuar del mejor modo posible según sus propias potencialidades morales e intelectuales, siempre y cuando sepa escuchar su propia conciencia.  
Confucio se propuso recuperar la sabiduría de los antiguos maestros chinos, e influir en la conducta ética de su pueblo. Creía en la regeneración de las conciencias públicas y privadas mediante la educación y la influencia de ideales culturales unificados. La educación, como pilar fundamental, ayudaba al individuo a integrarse de forma activa y positiva a los grupos sociales en donde convive en círculos concéntricos: familia, comunidad y nación.

Las Analectas. Máximas confucianas.

Los discípulos de Confucio fueron los encargados de recoger las conversaciones didácticas que mantuvo con ellos, y de este trabajo de recopilación surgen las Analectas.
Los capítulos agrupan pensamientos o enseñanzas por bloques temáticos, pero sin seguir ningún orden especial. Esta especie de desorden  parece demostrar que no fueron escritas por un mismo autor, sino por varios discípulos que recogieron las enseñanzas del maestro, probablemente tras su muerte.
Durante más de 2000 años esta obra ha formado parte de los estudios de las escuelas chinas, ya que se consideraba que nadie podía llegar a un buen nivel moral y de inteligencia sin conocer la obra de Confucio.

Breve selección de las máximas filosóficas de Confucio:


         "Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, reflexiona."
         "Lo escuché y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí."
         “Leer sin meditar es una ocupación inútil"
         "El hombre superior gusta de ser lento en palabras, pero rápido en obras"
         "El mejor indicio de la sabiduría es la concordancia entre las palabras y las obras"
         “El hombre más noble es digno, pero no orgulloso; el inferior es orgulloso pero no es digno”
         “Transporta un puñado de tierra todos los días y construirás una montaña”
         "Nuestra mayor gloria no está en no caer jamás, sino en levantarnos cada vez que caigamos"
         "Los que respetan a los padres no se atreven a odiar a los demás"
         "Las atenciones a los padres son en vida porque después sólo queda el culto"
         "Esperar lo inesperado. Aceptar lo inaceptable"
         "Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente."
         "Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos"
         "Estudia el pasado para pronosticar el futuro"
         "El hombre sabio busca lo que desea en su interior; el no sabio, lo busca en los demás"
         "No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti, ni te hagas a ti lo que no le harías a los demás "
         "No te rindas nunca si quieres volver a casa"

Imperio de Qin: 221-220 a.c.
El Primer Emperador de la China, Qin Shi Huang, empezó la construcción de la Gran Muralla y adornó su mausoleo con el ejército de arcilla más famoso del mundo, el de Xian; pero que al mismo tiempo que construyó, decidió destruir todos los libros de su imperio.
Shi Huang tenía tan sólo 13 años cuando se convirtió en el líder de la dinastía Qin (246 a.C.). Su corta edad a la hora de acceder al trono, estimuló a muchos de sus enemigos para atacarlo, sin mucho éxito puesto que provocaron el efecto contrario. Shi Huang no pudo ejercer su mandato como rey hasta el año 236 a.C. fecha en la que mató al amante de su madre y exilió a su tutor regente. Inmediatamente a su ascenso al poder, comenzó una campaña contra los feudos más próximos y comenzó a someterlos uno a uno.
El éxito de sus campañas militares hizo que sus enemigos cambiasen de táctica, tratando de asesinarlo en varias ocasiones, pero en vez de atemorizarlo lo animaron a proseguir con sus campañas militares. No vaciló en matar, sobornar y destruir a sus opositores convirtiéndose en un monarca rico y poderoso. En el año 215 a.C. ya disponía de un territorio bajo su mando que podía considerarse un verdadero imperio y consciente de ello ordenó colocar en Atizan la inscripción: “He reunido todo el mundo por vez primera”.
Sus miras hacia la uniformización no se detuvieron en las meramente geográficas y trató de unificar las medidas, el ancho de los caminos, las vestimentas, las opiniones, los modos de lucha y los idiomas en la escritura; controló numerosas actividades económicas que implicaban la conversión de los comerciantes en agricultores y creó 36 distritos dentro de sus dominios a los que sometía a un control feroz.
Qin Shi Huang nunca se dejaba ver y era bastante difícil saber en cuál de sus 260 palacios se encontraba en un determinado momento. En realidad, lo que quería era poner las cosas difíciles a sus enemigos que una y otra vez trataban de asesinarlo. Viajaba mucho, ya que su única obsesión era encontrar el elixir de la inmortalidad.
Finalmente, en el año 213 a.C., ordenó quemar todos los libros excepto los que versasen sobre agricultura, medicina o profecías. Entusiasmado por sus acciones contra la casta de los letrados, creó una biblioteca imperial dedicada a vindicar los escritos de los legalistas, defensores de su régimen, y ordenó confiscar el resto de los textos. De casa en casa, los funcionarios se apoderaron de los libros y los hicieron arder en una gran pira.
En el Imperio de Qin Shi Huang, el peor delito era la ocultación de un libro, sancionado con el envío del infractor a trabajar en la construcción de la Gran Muralla. Centenares de letrados murieron y sus familias sufrieron múltiples humillaciones por la posesión de un sólo escrito. Esta medida acabó con cientos de escritos recogidos en distintos soportes, incluyendo huesos, conchas de tortuga y tablillas de madera. Sin embargo, la resistencia existía. El emperador odiaba los escritos de Confuncio especialmente, sin embargo años más tarde cuando los sirvientes limpiaban la Biblioteca Imperial encontraron una copia escondida por algún bibliotecario reacio.
La Biblioteca Central fue arrasada en 206 a.C. después de una guerra civil que destruyó su imperio y sólo durante el año 191 a.C. pudo ser restituido su contenido gracias a que numerosos eruditos habían conservado en la memoria obras enteras que pudieron ser restituidas en su mayor parte.

El Shiji o Memorias Históricas, de Sima Qian

El Shiji se escribió a principios del siglo I aC, entre los años 109 y 91 aC y se considera la primera historia general de China. Tiene ciento treinta volúmenes que comprenden desde la época del Emperador Amarillo, o Huáng Di (2698 aC - 2598 aC) hasta mitades del período de la dinastía Han (206 aC - 220 dC). Esta obra proporciona mucha información sobre la política, la cultura, la economía, la cronología y la biografía de dinastías anteriores a la época en que fue escrita.
Su autor es Sima Qian (145-85 aC), el primer historiador que determina la cultura china tradicional y una de las grandes figuras de la literatura china.


La quema de libros durante la dinastía Qin

Durante el mandato de Qin Shihuang, un noble llamado Shun Yue se atrevió a criticar al emperador, y en su exposición hizo referencia a acciones de reyes de anteriores períodos dinásticos. Citó a los reyes Yin y Zhou, pertenecientes a la dinastía Shang y a la dinastía Zhou respectivamente. Ante tan amplio conocimiento histórico por parte del noble, el emperador Qin Shihuang decidió destruir los documentos que contenían informaciones sobre los reinos anteriores.
Se quemaron casi todos los grandes clásicos del mundo chino y sólo se salvaron de la quema los libros de medicina, de adivinación y de agricultura. De esta manera Shihuang conseguía el control del pensamiento y del pueblo. Durante este proceso todos aquellos que cuestionaban sus decisiones fueron perseguidos y asesinados.
Entre los libros que se quemaron figuran el Clásico de la Poesía (Shijing), el Clásico de los Documentos (Shujing) y los textos de las Cien Escuelas, todos ellos de gran valor histórico.


Recuperación de libros durante la dinastía Han

Algunos de los textos se pudieron recuperar posteriormente gracias a que algunos letrados fieles los habían memorizado o habían escondido los documentos originales. Fue durante la dinastía de los Han que se investigó sobre los textos recuperados para descubrir si correspondían exactamente a los textos originales o eran resultado de adaptaciones o versiones de las mismas obras. Con esta actuación, los Han se convirtieron en restauradores de la tradición china para continuar aportando nuevas obras de carácter histórico y poético, en muchos casos tomando como referencia los clásicos recuperados.

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Dinastía Han: 206-22ad.C
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Luego de la caída de la Dinastía Qin, el poderoso estado Han estableció la Dinastía Han. Se separó en dos períodos: la Dinastía Han Anterior, que duró desde el 206 aC al 8 dC, y la Dinastía Han Posterior que gobernó desde el 25 al 220 dC. El pueblo chino aún hoy hace referencia a sí mismo como el pueblo Han.
El gobierno retuvo mucho de la estructura administrativa de Qin, pero se alejó del excesivo control central.. Los ideales confucianos, previamente suprimidos, se convirtieron en centrales para el imperio Han.
En el año 8 dC un oficial rebelde se apoderó del trono para establecer la efímera Dinastía Xin, pero la Dinastía Han retomó el control hacia el 25 dC. Durante la Dinastía Han Posterior, florecieron la economía, la educación y la ciencia. Existía el comercio con los vecinos del norte, así como también con las civilizaciones de Europa por tierra, a través de la Ruta de la Seda. Los escritores crearon grandes trabajos literarios, incluyendo textos históricos y diccionarios. También el budismo fue introducido desde la India a China. La China Han fue militarmente fuerte, expandiendo sus fronteras para incorporar lo que es hoy en día el Tíbet, Corea del Norte y el norte de Vietnam.
Finalmente, la Dinastía Han se debilitó por la rivalidad política y la corrupción. Los poderosos estados vasallos se sublevaron, y se desató una rebelión a gran escala, que finalmente terminó con la dinastía, en el 220 dC. De ahí en más, China se dividió en tres reinos competitivos, y fue amenazada por la invasión de tribus nómades del norte.


Periodo de los tres reinos y las seis dinastías: (220 a 1911)
Se considera el período más largo de conflictos internos por los que tuviera que pasar un país, el mismo duro alrededor de 4 siglos. Este suceso tiene lugar en china a partir de la caída de la dinastía Han (220) hasta la reunificación con la dinastía Sui (581), los tres reinos; Wei (220-265), Shu (221-263) y Wu (222-280) se formaron como la descomposición de la dinastía Han y por consiguiente del imperio Chin (china) (algo parecido a lo que sucedió con roma durante la edad media). 
El reino de Wei, fundado por Cao Cao (155-220) ocupó el territorio septentrional, mientras que los reinos de Shu y Wu se asentaron en el sudoeste y sudeste, respectivamente, fundando nuevas capitales. Chengdu, en la provincia de Sichuan, fue elegida por los Shu por su ubicación estratégica en la zona de los cuatro ríos, rica por su tierra fértil, mientras que los Wu eligieron Nanjing, provincia de Jiangsu en el curso medio del río Yang-tze (yangtzi).
El período de los Tres Reinos es uno de los más sangrientos en la historia de China. Un censo de la población a finales de la dinastía Han oriental calculaba una población de aproximadamente 56 millones, mientras otro censo posterior reporta aproximadamente 16 millones, teniendo en cuenta las imprecisiones de los registros censales de la época, es seguro que un amplio porcentaje de la población fue exterminada durante las constantes guerras declaradas durante este período.

El Budismo en China

Cuenta la leyenda que el emperador chino Ming Ti tuvo un sueño que le llevó a enviar a sus agentes por la Ruta de la Seda (la vieja ruta comercial entre China y el Oeste) para descubrir su significado. Los agentes volvieron con una imagen de Buda y una copia del Sutra en 42 secciones. Este Sutra ese convertiría, en el año 676 DC, en el primero de muchos en ser traducido al chino.
La primera comunidad Budista de la china se cree que se estableció en Loyang, por gente venida del extranjero en el año 150 DC., durante la dinastía Han. Solo 100 años más tarde, emergió allí un Sangha nativo chino. Y durante el Período de la Desunión (o la Era de la Lucha de los Estados, del 220 al 589 DC.) el número de monjes y monjas budistas se incrementó hasta llegar a ser alrededor de dos millones. Aparentemente, los tiempos inciertos y la miseria de las clases bajas fueron una tierra fértil para las tradiciones monásticas del Budismo.
Cuando llegó el Budismo en China, había tres corrientes principales de pensamiento que competían entre sí: Confucionismo, Taoísmo y la religión popular.
religiones populares, consisten en un rico acerbo de mitologías, supersticiones, astrología, la lectura de vísceras, magia, medicina popular, y demás.
Aunque estas diversas corrientes a menudo competían entre sí y con el Budismo, también
se influenciaban unas a otras, enriqueciéndose y entrelazándose entre sí. Con el paso del tiempo, el Mahayana de la India se convirtió en el Mahayana de la China y, más tarde, de Corea, Japón y Vietnam.
El primer ejemplo históricamente hablando es el Budismo de la Tierra Pura (Ching-T’u, japonés: Jodo). Los campesinos y los trabajadores de la China estaban acostumbrados a dioses y diosas, a rezar para que lloviera o para tener buena salud, a preocuparse por el cielo y el infierno y ese tipo de cosas. No fue necesario un gran cambio para encontrar en la cosmología y teología Budistas las bases para una tradición religiosa que satisficiera esas necesidades y hábitos, y les proporcionara a la vez unos fundamentos filosóficos complejos.

Durante la dinastía Sui (581-618) y la dinastía T’ang (618-907), el Budismo chino experimentó lo que suele denominarse como la etapa del "Florecimiento de las Escuelas". Las inspiraciones filosóficas de los Madhyamaka y los Yogachara, así como de la Tierra Pura y los Sutras Ch’an, en su interacción con las ya de por sí complejas filosofías del Confucionismo y Taoísmo, condujeron a un pujante renacimiento en el pensamiento religioso y filosófico. Podemos hablar de la Escuela Realista, basada en la máxima de que "todas las cosas existen" de la Escuela Hinayana; la escuela de los Tres Tratados, basada en el
Madhyamaka; la Escuela Idealista, basada en el Yogachara; la escuela Tántrica; la Escuela de los Adornos Florales (Hua-Yen, japonés: Kegon), que intentó consolidar la variedad de las formas; y la Escuela del Loto Blanco (T’ien-T’ai, japonés: Tendai), que se focalizaba en el Sutra del Loto.
Todas las Escuelas Chinas tuvieron sus equivalentes en los países vecinos. Corea desarrolló su propia y poderosa forma de Ch’an llamada Son. Vietnam desarrolló una forma de Ch’an que incorporaba aspectos de la Tierra Pura e Hinayana. Pero fue en Japón donde verdaderamente triunfó el Budismo Chino, a la vez que serviría de puente para su llegada a los Estados Unidos.




El Budismo y su influencia en la invención de la imprenta de tipos móviles:


Ya en el siglo II d.C. los chinos habían desarrollado e implantado el arte de imprimir textos. La  impresión de dibujos e imágenes sobre tejidos le sacaba al menos un siglo de ventaja en China a la impresión de palabras.
Dos factores importantes que influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China fueron la invención del papel en 105 d.C. y la difusión de la religión budista en China. Los materiales de escritura comunes del antiguo mundo occidental, el papiro y el pergamino, no resultaban apropiados para imprimir. El papiro era demasiado frágil como superficie de impresión y el pergamino, un tejido fino extraído de la piel de animales recién desollados, resultaba un material caro. El papel, por el contrario, es bastante resistente y económico. La práctica budista de confeccionar copias de las oraciones y los textos sagrados favorecieron los métodos mecánicos de reproducción.
Los primeros ejemplos conocidos de impresión china, producidos antes de 200 d.C., se obtuvieron a base de letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En 972 se imprimieron de esta forma los Tripitaka, los escritos sagrados budistas que constan de más de 130.000 páginas. Un inventor chino de esta época pasó de los bloques de madera al concepto de la impresión mediante tipos móviles, es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las técnicas actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha técnica, y abandonaron el invento. Los tipos móviles, fundidos en moldes, fueron inventados independientemente por los coreanos en el siglo XIV, pero también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional a base de bloques.






La dinastía Tang
ÉPOCA MEDIEVAL
Desde el comienzo de la época medieval, del siglo III d.C. al siglo VII, China estaba dividida en estados rivales y además era víctima de las invasiones de los tártaros. La difusión del budismo desde la India, la invención de un tipo de imprenta sin caracteres móviles y el florecimiento de la poesía y la prosa, iluminaron todo el período, y se convirtió en uno de los más brillantes de la historia de la literatura china. 3.1 POESÍA Durante los períodos de agitación política y social, desde el siglo III hasta el VII, los poetas encontraron refugio y consuelo en el campo. Algunos eran ermitaños y crearon una escuela de poesía a la que llamaron “campo y jardín”; otros escribieron los mejores poemas populares chinos, como los de amor atribuidos a Tzu-yeh, poetisa autora de La balada de Mulan, que relataba las aventuras de una mujer soldado, disfrazada de hombre y El pavo voló al Sureste, extensa narración de un trágico amor familiar, escrito en lengua vulgar y elocuente. El mejor poeta de estos siglos fue Tao Qian, también conocido por Tao Yuanming, que cantaba las alegrías de la naturaleza y de la vida solitaria. Su obra A la sombra de un melocotonero en flor llegó a ser la expresión clásica del poeta en busca de una utopía.. A pesar de haber transcurrido diez siglos, se han conservado más de 49.000 poemas escritos por 2.200 poetas. Los tres poetas más famosos fueron Wang Wei, Li Po y Tu Fu. Conocieron en su juventud el esplendor de la dinastía Tang pero años después vivieron épocas de guerras y rebeliones. Wang Wei, filósofo y pintor de tendencias budistas, describió la serenidad de las maravillas de la naturaleza; se dice que la poesía está en su pintura y la pintura en su poesía. Li Po, líder taoísta de la escuela romántica, se rebeló contra los convencionalismos poéticos y contra la sociedad en general. Apasionado e indisciplinado, creía pertenecer al mundo de los inmortales, ya que decía haber sido exiliado de este mundo. Li Po mostraba lo mejor de sí mismo cuando loaba el amor y la amistad, los placeres del vino y los aspectos majestuosos y misteriosos de la naturaleza. Su amigo y rival Tu Fu, por el contrario, era meticuloso en sus esfuerzos por conseguir un realismo preciosista. Humanista e historiador, Tu Fu expresaba sus vínculos con el mundo, de manera sincera e intimista, sus afectos familiares, su amor infinito por la humanidad y su inquietud por las injusticias de su tiempo. El realismo de la obra de Tu Fu influyó en el poeta Po Chu-i (Po Chü-i), que utilizaba la poesía como un medio para la crítica y la sátira. La rima constituyó una parte primordial de la poesía china, pero la métrica, no estuvo bien definida hasta el periodo Tang. La forma característica de esta época es la llamada shi, definida por una estrofa de versos de cinco o siete pies, y cuya rima recaía habitualmente en los versos impares. En la época Tang se adoptó otra nueva forma poética conocida como cu. A pesar de que en esta técnica los versos variaban de longitud, el número de versos y su longitud se fija de acuerdo a un tono y ritmo determinados. La escritura del cu adoptó nuevas palabras populares, como ya estaba haciendo la música popular y requería de gran habilidad. Las melodías utilizadas eran casi siempre de origen extranjero. Durante la dinastía Song (960-1279) el cu alcanzó su máxima popularidad. En un principio se escribían largos poemas cu, cantados con melodías populares y, en general, de temas amorosos, cortesanos o musicales. Su Tung-po, el mejor poeta chino de cu, lo liberó de las formas rígidas que le había impuesto la música e introdujo temas más enérgicos. En el siglo XI se escribió más cu compuesto con fines no musicales, es decir, un cu escrito sin intención de ser cantado. Desde finales del siglo XIII se volvió a la tradición del cu cantado. La poetisa china Li Qingzhao alcanzó gran popularidad por sus versos cu sobre su viudedad. 3.2 PROSA La prosa china también floreció durante la dinastía Tang. Han Yu, maestro de la prosa Tang, exigía la vuelta a la escritura directa y simple de estilo clásico, como reacción a la prosa artificial de aquel tiempo. Como resultado de los esfuerzos de Han Yu, los tratados políticos y filosóficos, los ensayos informales y los cuentos fantásticos (chuanqi) se escribieron conforme al estilo neo-clásico. Estos últimos representan los primeros cuentos fantásticos de la China. Los primeros cuentos escritos según la tradición popular aparecieron durante el periodo Tang. Los predicadores budistas, con la intención de difundir su religión, escribieron historias en lenguaje coloquial y en una forma narrativa conocida por bianwen, término traducido por `popular', que marcó el principio de la ficción popular china. Aunque se conservan pocos ejemplos de la antigua tradición narrativa, en el siglo XI se vivió un renovado interés por este arte y se practicó con gran habilidad durante la dinastía Song, período de abundante actividad literaria. A lo largo de esta época medieval llegó a ser una forma muy popular de entretenimiento. Las historias contadas por narradores profesionales, cada uno de los cuales se especializaba en un tema concreto, no sólo se escribían sino que se imprimían en libros, llamados huaben, que fueron fuente de inspiración de largas novelas chinas.. La interpretación, la canción y la danza habían existido desde tiempos remotos pero el teatro, propiamente dicho, no se desarrolló hasta el final del medievo. En la época Tang, los actores ya ocupaban un lugar importante entre los artistas populares y se agrupaban en compañías profesionales, que actuaban en teatros construidos para albergar a varios millares de personas

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